Relato Histórico-Cronológico

Prehistoria e Historia Antigua

Las historia de este territorio parece comenzar en el Neolítico, más concretamente en el Neolítico Tardío, en torno al siglo IV a.C., a cuyo periodo pertenecen varios túmulos hallados en lugares elevados así como un grabado de cazoleta.

A la desconocida etapa que transcurre entre el Neolítico y las primeras manifestaciones castreñas son atribuidas varias hoces fechadas en el siglo IX a. C. y un molde de fundición de hachas datado en el VIII a.C.

Los asentamientos castreños surgieron allá por el siglo VIII a.C.:

En Bousoño, a unos 700 metros de altitud, y a unos 200 metros de distancia uno de otro, se hallan el Castro de San Isidro y el Castro Pico da Mina. Aunque de menores dimensiones este último, ambos poseen una estructura similar y un peculiar sistema defensivo consistente en varias hileras de lajas de piedra clavadas en el terreno de forma intercalada entre los fosos, conocidas por los arqueólogos como Caballos de Frisia, y que los hace únicos comparándolos con otros asentamientos castreños de la región.

En los núcleos de San Pelayo, Trasmonte, Labiarón y Deilán también fueron catalogados asentamientos. De estos cabe destacar la ausencia de un sistema defensivo en el de Deilán y las pronunciadas características estratégicas de los tres primeros.

Al periodo castreño pertenece la Diadema de San Martín de Oscos, atribuida equivocadamente en un principio a Ribadeo y a otras zonas de Asturias. La Diadema fue encontrada en una finca de Valderexe donde se realizaban labores agrícolas, en las proximidades de la capital municipal de San Martín de Oscos, y actualmente sus fragmentos se hallan repartidos por varios museos del mundo.

Los romanos llegaron a este territorio a partir del siglo I D.C. atraídos por la riqueza aurífera del mismo. Los restos, aún hoy visibles, de las labores de extracción llevadas a cabo en Arruñada, así como algunas herramientas encontradas en Piorno o las Covas del Resalao, o un legendario caldero lleno de monedas de oro y plata con acuñaciones de emperadores romanos que se encontró en Sarceada, atestiguan este hecho histórico.

Cabe mencionar también la drástica transformación social que sufrirá el territorio con la llegada de Roma.

La Alta Edad Media

La información acerca del territorio durante este periodo es escasa y confusa, debido en gran medida a que la documentación consultada ha llegado a nosotros copiada, mutilada y/o tergiversada.

Pertenecen a este periodo los primeros documentos escritos sobre el territorio, entre ellos los consultados en fondo documental del monasterio de Santa María de Villanueva de Oscos y en el Libro Registro de Corias.

Asimismo, el concejo ya se hallaba por entonces vinculado a la comarca a la que pertenece hoy en día, y conocida por aquellas fechas como Tierra entre Navia y Eo, Entrambasaguas, Entrerrios, Ribadeo o Tierra u Honor del Suarón.

Será en la Alta Edad Media cuando la villa se convierta el motor de la organización social del espacio, y se consolide como una institución con dos acepciones complementarias, una jurídica y otra territorial, dentro de la cual la asamblea vecinal constituirá el órgano gubernativo de los vecinos.

Paralelamente a la villa surgió una institución administrativa, que con el devenir de los años daría lugar a los municipios, y que al mismo tiempo que sirvió de lugar de reunión para los vecinos facilitó la recaudación del diezmo: estamos hablando de la parroquia.

Por su parte, la agricultura y la ganadería fueron las principales actividades económicas.

Durante esta etapa de la historia, el sistema económico estaba determinado por los foros, es decir, por contratos de arrendamiento, que solían durar tres generaciones, y por los cuales los señores permitían el establecimiento de familias en sus propiedades concediéndoles ciertos derechos a cambio de una renta, que podía ser pagada en moneda o en especie, así como del cumplimiento de una serie de obligaciones entre las que se hallaba la de considerarse vasallos del otorgante. El siglo XII marcará el fin del largo periodo de dominios que caracterizó la historia hasta aquel momento.

La Baja Edad Media

La crisis demográfica, el papel desempeñado por los comenderos del obispado (que a costa de los pequeños propietarios consiguieron reunir importantes patrimonios de los que el Palacio de Mon o el Palacio de los Guzmán dan fe en nuestros días), el malestar y las continúas reivindicaciones de la nobleza que ansiaba volver a la situación de la que disfrutaba antes de que los repartos hereditarios y los numerosos gastos la llevasen a una situación menos favorecida, fueron las principales notas características de esta época.

También cabe mencionar el proceso por el cual en el siglo XVI San Martín de Oscos logra separarse del régimen de obispalía.

Por su parte, la estructura social estaba formada por los campesinos (que constituían el grupo más numeroso), los hidalgos (en situación económica precaria que obligó a muchos a integrarse en la clase campesina acomodada), y el clero que seguía siendo numeroso.

Edad Moderna

Durante la Edad Moderna la industria metalúrgica, asociada a la fabricación y comercialización del hierro, se convirtió en la principal actividad económica, relegando a la agricultura y la ganadería, de la primera de las cuales cabe destacar la introducción del maíz. Fue en este periodo de la historia, gracias a la importancia adquirida por este sector, cuando llegaron al territorio numerosos herreros de origen vasco e itálico, y durante el cual se pusieron a funcionar cientos de herrerías, fraguas y mazos.

Fue también en el siglo XVI cuando la desamortización eclesiástica desencadenada durante el reinado de Felipe II provocó la independencia municipal de San Martín de Oscos, y que la comarca adquiriese la estructura administrativa actual.

Siglo XVIII

La característica principal del siglo XVIII fue la consolidación de la estructura económica gestada en el siglo anterior, que se vió traducida en un considerable aumento demográfico, en la mejora de las condiciones de vida de muchas familias, en la remodelación de muchas edificaciones, y en la construcción de muchas otras tan majestuosas como el Palacio de Mon y el Palacio de los Guzmanes.

Siglos XIX y XX

Durante el siglo XIX San Martín de Oscos, integrado en el partido de Castropol, promovió junto con Santa Eulalia de Oscos numerosas protestas, que llevaron a incluir al municipio en 1.835 en el partido Grandas de Salime pero que concluyeron infructuosas con la disolución un año después de la Junta General.

Será en esta época cuando los problemas económicos derivados de las continúas guerras y las malas cosechas conduzcan a la clausura de las antiguas estructuras, y al éxodo masivo hacia el centro de Asturias o hacia el extranjero.

Fue también por aquella centuria cuando de la mano de la Comapañía O¿Shea se inició la explotación de diversos yacimientos mineros de los que se extrajeron diversos minerales, pero cuyo cierre se vio precipitado por la baja producción.

Siglo XX

El siglo XX arranca en el territorio con una crisis que afectó a la industria férrea y acentuó el carácter agrícola y ganadero del mismo. Esta situación abocada al retroceso empeoró el proceso migratorio iniciado en la centuria anterior, convirtiendo a países como Argentina y Cuba en el destino de muchos vecinos.

Aunque ni los conflictos políticos ni la hambruna derivada de estos se dejaron sentir durante la guerra civil, la posguerra, y con ella el monopolio de los productos agrícolas, sí trajo consigo graves y grandes dificultades económicas y de supervivencia para la población de estas tierras.

La mejora de determinados servicios e infraestructuras, hasta entonces precarios, y la reanudación de la actividad minera, y que exhaló su último aliento una década más tarde, permitió que el concejo vislumbrase una luz a principios de la década de los 50, que sin embargo no fue suficiente para frenar un éxodo masivo que alcanzó su cenit en los años 60.

Será a partir de 1.980 cuando, gracias a diferentes planes de desarrollo que venían a suplir las carencias de otros proyectos que les habían precedido años antes, cuando el territorio comience a prosperar.

Personajes históricos

Pedro Gutiérrez de Navia y Mon y Gonzalo Díaz de Mon

Fueron jueces de la feligresía de San Martín en el momento previo a la formación del concejo independiente a finales del siglo XVI.

Arias Antonio Mon y Velarde

Presidió el Consejo de Castilla en 1.808, período durante el cual firmó el decreto de retiro de Godoy, posteriormente le hicieron prisionero en Francia por oponerse a Napoleón, donde fallecerá en el año 1.810, siendo declarado Benemérito de la Patria en 1.812 por las Cortes de Cádiz.

José Antonio de Mon y Velarde

Hermano del anterior, y conde del Pinar, perteneció también como su hermano al Consejo de Castilla, siendo restituido del mismo tras su jubilación por Fernando VII por encausar a Godoy. A raíz de la invasión francesa y del inicio de las hostilidades, al llegar comisionado por el Consejo de Castilla trasladando las instrucciones de Murat, fue preso y estuvo a punto de ser linchado bajo la acusación de afrancesado por intentar frenar el alzamiento de los asturianos contra la ocupación. Una vez liberado, marchó a Cádiz, donde su mujer tenía propiedades y venía residiendo, y desde allí conspiró continuamente contra los liberales y la obra de las Cortes. El acoso al que fue sometido por parte de los ovetenses, las influencias de su familia, y la suerte que corrió al ser rescatado del patíbulo por una procesión organizada por el Cabildo en el Campo de San Francisco el 19 de julio de 1.808, marcaron para siempre su rencor, el cual demostró durante las represiones contra los liberales a la vuelta de Fernando VII, cuando encausó desde el Consejo de Castilla, hasta condenarlos a muerte, al conde de Toreno y Flórez Estrada, que habían sido hasta entonces sus amigos, y habían hecho todo lo posible por sacarlo de Asturias indemne en 1.808.

Juan Mon y Velarde

Fue miembro del Consejo de Indias, y durante su estancia en América hizo en el virreinato de La Nueva España una meritoria labor de infraestructuras que aún hoy es reconocida.

Romualdo Mon y Velarde

Fue arzobispo de Tarragona en 1.803 y posteriormente de Sevilla donde falleció.

Los cuatro últimos, hermanos todos ellos, habían estudiado junto a Jovellanos en el colegio de Ávila que había fundado en 1.759 su tío el obispo Romualdo Velarde, y fue Jovellanos, mientras desempeñó el ministerio de Gracia y Justicia, quien recomendó al su condiscípulo Romualdo Mon y Velarde al obispado de Tarragona.

Fernando de Mon

Primer teniente de las Reales Guardias, a quien la Junta del Principado comisionará en 1.823 junto al marqués de Camposagrado, Bernardo de Riega y el cánonigo Juan Mier Castañón para felicitar al rey por su rehabilitación absolutista tras el Trienio Liberal.

Alejandro Mon

En el siglo XIX logró colocarse en altos puestos de la política nacional, llegando a ser presidente del gobierno isabelino de la Unión Liberal en 1.864, aunque su mayor aportación como gobernante fue siendo ministro de Hacienda, etapa esta durante la cual impulsó la reforma tributaria de la Década Moderada. Su abuelo, que era el escribano de Perdigueiros, y que ejerció en tiempos del catastro de Ensenada, había enviado a su hijo Miguel a Oviedo para que estudiase. Este, una vez allí, decidió casarse sin el permiso paterno, instalándose como abogado en la calle San Antonio y después en la calle Ferrería, donde en 1.801 nacería Alejandro. Después de una impecable carrera política en la que contribuyó a la creación de un Estado moderno, y en la que tuvo ocasión de promocionar a Cánovas del Castillo y a su sobrino Alejandro Pidal, Alejandro Mon pasó sus últimos años en Oviedo, viviendo en la calle que lo viera nacer, y que actualmente lleva su nombre.

Familia Rubiero Quindós

Junto con la de Mon, constituyó una de las familias de la pequeña nobleza del concejo de San Martín de Oscos durante la Edad Media, que además hizo carrera al servicio de los belicosos de la Tierra de Ribadeo, participando en sus intrigas políticas, y consolidando el control administrativo en sus parroquias de origen.

Los Rubiero y Quindós, además, estuvieron muy vinculados al viñedo de la Augüeira y a la arriería a lo largo del siglo XVII, lo que los colocó a la altura de la familia de Mon.

Durante los siglos XIX y XX, periodo durante el cual la familia Mon estaba fuera del ámbito regional e integrada en la corte, se convirtieron en los más influyentes en los asuntos samartiegos. Así por ejemplo, el elector enviado por el concejo a Oviedo para elegir el representante en las Cortes de Cádiz será José Manuel Rubiero y Guzmán.

Testimonio de esa preeminencia es el Palacio de Guzmán, perteneciente a los Rubiera Quindós (más tarde Guzmán) en San Martín, levantado en el siglo XVIII, y hoy transformado en edificio municipal de servicios múltiples.

Fernando Argüelles y Miranda

Párroco de San Martín de Oscos, que más tarde llegará a ser ilustre como obispo de Astorga, que acomete en 1.828 la reedificación del templo parroquial, última manifestación arquitectónica del viejo orden.